Y nos vamos nuevamente, con la mirada puesta en el Sur y el corazón encogido al dejaros atrás. Las maletas llenas, no de ropa, sino de sacramentos de vida, de gestos, de detalles, de cariño... Desbordados ante tanta entrega y expresiones de amor. ¿Qué deciros? Sin querer nos dejáis el corazón partio y nos cuesta, mucho más que en ocasiones anteriores, arrancarnos de vuestro acogedor abrazo.
Quizás pedir disculpas por la brevedad de los raticos, pues desde nuestras limitaciones, no hemos sabido daros más. Aclararos un detalle, por si no lo supimos expresar: os queremos un mundo.
Los vientos del Sur siguen llenando nuestras velas, y nuestras vidas sonríen al sentir su brisa llegar. Desde el hogar de Belén, los niños reclaman en silencio nuestro caminar. Las mujeres, los jóvenes, los catequistas, los presos, esa gran familia que Dios nos regaló en el Sur todavía no nos deja partir. Y es el Amor encarnado quién nos invita a regresar.
Este rato, sin querer queriendo, os hemos dejado deberes por hacer. Es poner en vuestras manos la otra cara de la misión; es decir, sensibilizar y evangelizar, desde la cruda realizad del Sur, la
comodidad autosuficiente del Norte; y es posible que vuestra misión sea más árida y seca que la nuestra, pues cuesta conseguir que "Latiendo con el Sur", de la mano de Dios, reavive la pasión de los corazones norteños.
¿Quién nos iba a decir que las computadoras nos acercarían tanto? Y serán ellas ahora puente por el cual circulen nuestras experiencias e ilusiones, nuestras realidades y vidas.
No queremos extendernos pues pronto nos volveremos a encontrar, sí agradeceros una vez más por tanto cariño recibido y tantas manos amigas a las que abrazar.
Os quieren
Ana y Antonio
miércoles, 31 de enero de 2007
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